El 24 de agosto del presente año comenzó un nuevo camino mi padre Salomón Sauceda Saavedra, tenía 69 años, inició su vida un 18 de febrero de 1952 y terminó un lunes 24 de Agosto a las 12:26 am después de una batalla de 5 semanas contra el covid en el Hospital en la Ciudad de McAllen. El dueño de su vida decidió llamarlo a su presencia; este llamado que claramente mi padre no tenía planeado atender sino hasta dentro de muchos muchos años; ojalá y su deseo hubiera sido cumplido, pues estoy segura que para el siendo un hombre sano, fuerte, de convicciones y carácter, no fue fácil aceptar tal solicitud. Esas semanas estuvieron llenas de llamadas para sus nietos, llamadas para solicitar una empanadita o unos ricos tacos como mi mama sabe hacerlos, todo esto al inicio pues Papi entró al hospital por su propio pie, al llegar la segunda semana se fueron tornando los días largos, llenos tal vez de soledad y dudas en ese cuarto de hospital, mas delante la ansiedad tomó ventaja. Salomón contrajo matrimonio un 21 de agosto de 1974 con una bella mujer llamada Marianela Luna (mi madre) con la cual formó una familia con 3 hijas; la primera Xóchitl, la segunda Marcela y su beba Citlalli, cada una hoy casada y con sus respectivos cachorros como el solía llamar a sus nietos. Papi fue de profesión Ingeniero, de corazón un todólogo definitivamente. Aconsejando siempre y de manera especial a sus sobrinos a quienes siempre estoy segura vio como si fueran suyos pues nunca tuvo varones. Mi padre siempre le gusto leer mucho, actividad que le permitió tener un crecimiento más allá de lo habitual, además de haber sido dotado de una gran inteligencia y un gran talento. Recuerdo siempre sentirme orgullosa y nerviosa de tener un padre culto, muy exigente y de grandes expectativas. Además de la lectura disfrutaba de un talento para cantar y para tocar instrumentos, entre ellos el Piano, la Guitarra, el Acordeón y el Chelo. Papi entre muchas cosas fomento en sus hijas un carácter fuerte. Ciertamente las acciones de nuestros padres nos forman y en el caso de sus hijas y nietos fue el amor por la música clásica, la música de Trova, buena música de contenido, el disfrutar una plática con un café o una copa de vino, ver llover y ver el cielo estrellado. En el caso de mi hermana Marcela una disciplina de ejercicio en el Tenis que la llevaba a esforzarse y dar su 200%, con la beba era meloso, cariñoso y consentidor. A cada una de nosotras nos enseñó el amor por la música, el poder contemplar el cielo y maravillarnos de la inmensidad de nuestro planeta y lo maravilloso que era ir volando por el espacio a una velocidad de miles de kilómetros y no darnos cuenta. Los paseos los domingos inesperados forman parte de los recuerdos en nuestros corazones, los enojos y las exigencias, los chistes a toda hora, buenos, muy buenos y algunas veces inventados. Con los nietos que le sobreviven es un abuelo muy amado, en cada uno entregó su corazón y fue admirado más de lo que él pudo saber o escuchar en vida. Sus amigos de la infancia que carecieron con él siempre eran mencionados en sus platicas, las ocurrencias y aventuras vividas con los amigos en la juventud, casualmente lidereados por él…en su etapa de adultez las reuniones en casa con las familias , vecinos, compañeros de trabajo y en etapa madura sus tan apreciados y queridos amigos del tenis, oh! cuanto amaba su tiempo compartido en la cancha con aquellos compañeros que disfrutaron de sus últimos días antes de irse al hospital. Esta vida que no fue perfecta pero que aprendimos en este tiempo a valorarla, hoy queremos honrarla. Papi partió estoy segura sabiendo cuan amado era , escuchando la música que lo acompaño y disfrutó en su vida, los últimos sabores de sus comidas especiales, las palabras de amor de los suyos, así como sus nietos tocando la trompeta, tocando el violín, tocando el piano, cantándole y expresando del corazón lo que cada uno llevaba para que estuviera listo para aceptar la invitación adelantada para él y para los que le amamos y nos quedamos; pero hecha a tiempo por aquel que siempre le amo, que lo perdonó y dio su vida por el en la cruz. Despedimos a Papi con el corazón lleno de dolor, pero agradecidos por el tiempo que le tuvimos con nosotros, su esposa Marianela Luna, sus hijas Xóchitl, Marcela y Citlalli Sauceda, sus yernos Luis David, Jorge y Rene; sus nietos David Salomón, Patricio, Romina, Enrique, Ángel, Jorge, Mariana y su bombón Rene. Agradecemos a familiares y amigos que gusten acompañarnos a darle el adiós a mi padre este jueves 09 de septiembre a las 5:00 pm en Deco Familia Hidalgo.