Maria Guadalupe Casillas Rivera

Maria Guadalupe Casillas Riversa nació en San Luis de Caustique, Tabasco, Zacatecas el 18 de noviembre, 1943. Ella se crio con sus padres en el mismo rancho de su nacimiento. A pesar de que solo estudio tres meses en a la escuelita del rancho logro aprender a leer y escribir manuscrita y ella por su propia cuenta se ponía a practicar a escribir la letra de molde. Fue una niña muy lista, le gustaba mucho bromear con su Mama y algunas veces la logro a asustar con sus bromas. Solía salir a jugar por los árboles enormes llamados Sabinos, que están a la orilla del rio que pasa al lado de su casa. Como toda niña tuvo sus anécdotas chistosos y tristes. Desde niña siempre ayudaba a su Mama con los quehaceres de la casa y el campo. Le encantaba bailar y cantar especialmente cuando era joven. Ella fue conocida por todos como Lupe.

Creció y conoció a su novio, Santiago Rodriguez Pérez, se enamoraron y se casaron el 27 de Febrero 1960. Lupe apoyo a su esposo en sus proyectos en la casa y el campo, aparte de cumplir con sus deberes de ama de casa. Juntos tuvieron 16 hijos de los cuales le sobrevivieron 12, 6 hombres y 6 mujeres. Fue una esposa y mujer ejemplar y fuerte. A sus hijos siempre los amo, cuido y protegió al igual a su esposo, a quien respeto hasta que la muerte los separo.

Lupe era una excelente cocinera y le fascinaba tener el jardín lleno de hermosas flores. Siempre mantenía la casa y a sus hijos muy limpios. Era una mujer de mucha fe, creyente en Dios, especialmente devota del Santo Niño de Atocha, por el cual en momentos difíciles le ofrecía mandas como vestir por un año de su vestimenta. A pesar de haber sido muy enfermiza nunca se daba por vencida, siempre luchando por la vida y velando por sus hijos. Ayudaba siempre a todo aquel a quien ella podía ayudar sin esperar nada a cambio.

También le encantaba salir al campo con sus hijos e hijas a las pitayas y a los nopales. Cortaban bastantes nopales tiernos y pitayas. Preparaba deliciosos platillos con los nopales y a las pitayas les limpiaba las espinas y la cascara, y así todos las saboreaban deliciosamente. Su comida favorita era la China y la pizza Hawaiana. Oh y no podían faltar las aves en su casa, le encantaba tener cenzontles, calandrias, y gorriones, ella los criaba desde que eran pichoncitos. A Lupe también le encantaba viajar para visitar a sus hijos. Cuando unos de sus hijos emigraron a los Estados Unidos, ella y su esposo seguido venían a visitarlos y a pasearse a California.

Su mayor meta e ilusión era mantener a sus hijos unidos, ella decía que si un día Dios le permitiera ver a todos sus hijos ya de adultos reunidos se moriría de gusto. Cuando Lupe partió a la casa del padre, casi logro tenerlos a todos reunidos, solo faltaron dos, que por razones fuera de su alcance no pudieron cruzar a los Estados Unidos. Pero si estuvieron muy cerca, deseando ver a su Mama. Ella logro mantener a la familia unida a pesar de la distancia, aunque en vida no logro mirar a todos sus hijos juntos.

Personas como Lupe nunca se olvidarán, pues dejan hermosas huellas grabadas en el corazón. Tener una madre así es la mejor dicha del mundo. Quien tuvo el gusto de conocerla y tenerla como madre, abuelita, hija, tía, esposa, amiga tuvo una gran bendición en su vida.  

“Descanse en paz, así sea”.