Francisco Velázquez Tejeda mejor conocido como “Capullo”, partio de este mundo el día Lunes, 27 de abril del 2020 a sus 83 años. Hijo menor de el señor Filomeno Velázquez y Angela Tejeda, con 4 hermanos y 4 hermanas de los cuales solo sobrevive su hermana “Chayo”. Respetado señor, esposo, padre y sobre todo, hombre orgulloso de haber venido de una familia pobre, humilde y trabajadora. Un derrame cerebral a su temprana edad de 54 años le cambio la vida pero lucho por ser el mismo hombre fuerte y independiente. Lo positivo fue que indiscutiblemente, su dedicada, entregada e incansable esposa, Rosa Elena Velázquez Rivera, estuvo a su lado a todo momento en las buenas y en las malas día tras día. Sin duda, esto ayudo con lo tanto que luchó y aguantó con los problemas de salud que se desarrollaron a causa de un segundo derrame 20 años despues. Poco a poco, junto con el diagnóstico de demencia vascular, sus habilidades de cuerpo y mente se fueron acabando. Dios, su esposa y “su” Tepames; fueron las tres cosas que la cruel enfermedad jamás pudo arrebatarle. Hay historias, recuerdos alegres, angustias y tristezas que cada uno de nosotros sus hijos e hijas tenemos de nuestro padre, pero igual lo que se puede decir es que al fin y al acabo, fue un padre que nunca dejó de insistir en la importancia del trabajo duro, el respeto entre familia, amigos, y todo lo necesario para que un ser humano pudiera enfrentar cualquier cosa que le traiga la vida. También se notaba en sus largos discursos y consejos que tuvimos el privilegio de escuchar, que cargaba un sentimiento de haber pasado por una vida dura, y entre palabras y verdades igualmente duras, hizo lo que pudo y lo necesario. En casa fue un padre callado, serio, sin mucho que decir, pero cuando hablaba, se hacía escuchar, no por su tono de voz, pero por la importancia de lo que tenía que decir. A la vez, también fue un hombre alegre que le gustaba el baile, la fiesta, los chicharrones, el futbol, jinetear toros con los pies descalzos por las calles del pueblo, y nunca le faltaban las ganas de celebrar con el agua que ataranta. Fue un joven picaro, travieso, querendón, y porque no decir que también de “viejito” todavía le salía con sus picardías a su amada “Capulla”. Obvio que a pesar de todo nunca dejo de tener un buen sentido del humor. No nos sorprenda si entre las estrellas del infinito también se encuentre con la mujer de pelo largo, que en una noche de esas, siguió, y como todo en la vida, simplemente se esfumó, al pie de la gran loma de su Tepames. Historia macabra que le gustaba contar. Con esto, que Dios Padre Todopoderoso, lo tenga con la Santísima Virgen Maria y junto con todos sus seres queridos y amigos que también han pasado al gran descanzo. Le sobrevive una gran fuerte mujer y esposa, que al final, se convirtió en una segunda madre que lo cuidó, lo acompañó, y le dió de comer sin falta alguna. Deja 9 hijos, 21 nietos, 21 bisnietos, 1 tataranieta, su hermana Rosario “Chayo” Velázquez y un sin fin de amigos y conocidos. Siempre vivirás en nuestros corazones y mantendremos viva tu existencia, recordando tus risas, carcajadas, consejos, chistes y travesuras. Hasta luego apá, ya que todos para allá vamos.